martes, 28 de enero de 2014

Entre la narrativa y la poesía: te extrañaremos José Emilio



Esta semana empezó con la noticia triste de la muerte de José Emilio Pacheco. Un mexicano, un gran mexicano, un gran mexicano poeta. 
 
Conocido por su narrativa breve y en especial por su poesía, este autor conjunta la grandeza de las letras con la sencillez de su persona.

Tuve oportunidad de estar en una charla con él cuando la Librería Tec estaba en el semisótano del Centro Estudiantil, y además de su erudición compartió su gran humor. 



Además de ese momento, el Tec de Monterrey le rindió su propio homenaje al editar su propia versión de las Batallas en el desierto (ver más aquí:  http://www.youtube.com/watch?v=Kua3VhvIaEk y http://www.itesm.mx/wps/wcm/connect/snc/portal+informativo/por+tema/cultura/coleccionpasionporlalectura12oct12) y años atrás en la colección de ensayos José Emilio Pacheco. Perspectivas críticas)

Desde ahí le tomé mayor respeto y empecé a conocer más su obra. 

Las batallas en el desierto es su gran obra narrativa (que menciono en Las novelas históricas más leídas en México http://literaturaexperienciaviva.blogspot.mx/2011/04/las-novelas-historicas-mas-leidas-en.html) La historia de un niño que se enfrenta a su primera amor y la Ciudad de México como personaje imprescindible de nuestra época. Su trascendencia ha llegado incluso a la canción de Café Tacuba, y a las relecturas constantes que en clase o en los cafés se hacen del texto. 

Ediciones Era, incluso, sacó recientemente una edición con fotografías de los espacios comunes de la Ciudad de México en la época retratada.
La otra gran novela breve es El principio del placer. Aquí un joven vive los primeros temores y satisfacciones del amor, en una forma tan cotidiana que parece arrancada de la realidad, aplicable a contextos sociales variados y a diversas épocas históricas. En su edición –también de Era- se incluyen otras narraciones breves que podrían pasar desapercibidas, pero también de gran valor narrativo. 

Estoy obligado a mencionar Morirás lejos. Esta soberbia novela de suspenso, juego narrativo, múltiples posibilidades y el secreto al estilo de los espías, la conocí en copias gracias al curso de Ramón Martínez (+) ¡Casi 20 años después nunca he visto un ejemplar impreso! Según le preguntamos al propio autor en aquella ocasión en el Tec, Era estaba reeditando su obra, y preguntamos por la fecha de esta novela lúdica. Nos compartió que era probable no hacerlo, pues tenía diversos intertextos de otros autores y por derechos de autor era probable no concretar la edición. Así que si alguno de ustedes tiene una versión impresa, valdrá la pena conservarla.

Ahora sí, el poeta. Tiene más de 15 textos poéticos, todos ellos cargados de retratos de la realidad, lenguaje sencillo, expresión lírica y la grandeza de las pocas páginas con grandes poemas. 

“En el último día del mundo dirás su nombre” (18)

Sus temas: la noche, el amor, el pasado, la muerte. 

“Todo lo que has perdido, concluyeron es tuyo.
Y una luz fugitiva anegará el silencio.” (19)
 
E incluso México. Ese México que busca recobrar en los personajes infantiles y juveniles. En particular, esa Ciudad de México que se convierte en una persona infiltrado en novelas y en poemas.

“¿Hasta cuándo, en qué islote sin presagios,
hallaremos la paz para las aguas,
han sangrientas, tan sucias, tan remotas,
tan subterráneas ya extinguidas,
de nuestro pobre lago, cenagoso
ojo de los volcanes, dios del valle
que nadie vio de frente y cuyo nombre
los antiguos callaron?” (27)

Tlatelolco, la luz, el fuego, el todo, se convierten en leitmotiv de su poesía. Y también el humor, por qué no decirlo, se filtra en sus visiones humanas.

 
“Sobre tu rostro
            crecerá otra cara
de casa surco en que la edad
            madura
y luego se consume
            y te enmarcara
y hace que brote
tu caricatura.! (41)

Y aunque no coincidamos “Todo poema es un ser vivo: / envejece.” (58) Así Pacheco envejeció en edad, pero cada uno de nosotros lo hace renacer al leer sus frases, sufrir de mal de amor, buscar el juego perfecto, leer las remembranzas del pasado.

Alabado por la crítica y por los lectores, como el poeta Jaime Sabines supo retratar lo cotidiano, usar un lenguaje sencillo y buscar en cada frase los sentimientos básicos de nuestra humanidad.

Y la crítica social se deja ver en el materialismo y malinchismo que enfrentamos desde los 50; la situación de México y el 68; pasando incluso por las cosas que más amamos y que pueden ser tan simples como el reconocimiento a una forma diferente de escribir.

“Aunque a veces parezca por la sonoridad del castellano
que todavía los versos andan de acuerdo con la métrica;
aunque parta de ella y la atesore y la saquee,
lo mejor que se ha escrito en el medio siglo último
poco tiene en común con La Poesía, llamada así
por académicos y preceptistas de otro tiempo.
Entonces debe plantearse a la asamblea una redefinición
que amplíe los límites (si aún existen límites),
algún vocablo menos frecuentado por el invencible desafío de los clásicos.
Un nombre, cualquier término (se aceptan sugerencias)
que evite las sorpresas y cóleras de quienes
-tan razonablemente- leen un poema y dicen:
“Esto ya no es poesía””. (43-44)

Solo me queda agradecerle a José Emilio sus palabras, sus personajes, su obra. México tendrá siempre un gran literato, y nosotros, la invaluable oportunidad de leerlo una y otra vez, hasta que el tiempo nos alcance en el desierto.

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