lunes, 28 de mayo de 2012

Años lentos: el rescate de una historia personal y regional



Fernando Aramburo, autor consagrado de novelas y cuentos, nos presenta en esta ocasión una historia singular: la revisión casi infantil de una España en los últimos años del Franquismo y la tierra de Euskadi, ávida de un despetar regionalista.

Años lentos, texto ganador del VII Premio de Novela TusQuets (Colección Andanzas 775, 2012) nos presenta la vida de un niño de 8 años, cuya madre debe dividir a la familia ante la apremiante situación económica de Navarra y el abandono paterno; llendo a vivir con sus parientes San Sebastían, y enfrentándose a una nueva cultura, una que el "navarro" desconoce.

Poco a poco, uno de sus primos que se empeña en aprender euskera, casi sin querer lo va alecionando en la bandera y en el sentimiento regionalista; mientras su prima Mari Nieves se convierte en el chisme de las comadres ante el embarazo probable de uno de tres pretendientes. Un tio trabajador y una tía dominante, complemetan el cuadro de una sociedad tradicionalista, que vive en la región donde Franco descansa cada verano, mientras sus reglas sociales se niegan a modificarse a pesar de la presión juvenil.

Con este contexto, Aramburo regala una novela fresca, juvenil, ligera en su narrativa, pero a la vez profunda en la reflexión: qué puede entener un niño de 8 años ante un embarazo fuera del matrimonio y o la clandestinidad de un grupo de personas que luchan por liberar su patria del yugo fascista.

La narrración es singular: una persona adulta le cuenta al mismo Aramburo sus memorias, permitiéndole que agregue o reste detalles, contando las versiones que de una u otra persona se ha enterado, pocas veces por sí mismo. Tal parece que en lugar de un narrador nos enfrentamos a un narrado deficiente, testigo de muchos sucesos, protagonista de otros pocos.

En paralelo, el mismo narrador Aramburo hace apuntes sobre la construcción del argumento, la calidad del lenguaje cotidiano, aquello que da origen a tal o cual personaje, a la importancia de los detalles o de los dálogos, permitiendo de esta forma que como lectores nos adentremos a los trazos del proceso creativo de la novela.

En 219 páginas, el autor logra una historia redonda, donde sentimos que nos falta mucha información, pero a la vez tenemos suficiente para entender la viviencia de aquellos años que pasan lentamente, como los personajes que envuelven jabones para ayudarse un poco a vivir, o mejor dicho, a sobrevivir.

Novela de misterio, de amor, de pasión juvenil, a la vez ideológica y sociológica, el texto es dinámico y nos permite ir conociendo, desde una mirada aparentemente infantil, la historia de muchos niños españoles, y en sí, de una región que se busca a sí misma en la lengua, en una bandera, en un paisaje, en unos años que prefieren no pasen más.

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